El nacimiento de la bomba de inyección está ligado a un gran obstáculo que se presento en los inicios del motor Diésel: La alimentación de combustible.
Antes, se aplicaba el método de asistencia neumática que consistía en soplar el combustible mediante
aire comprimido pero este método tenía como inconveniente que no permitía
incrementar
adecuadamente el régimen de revoluciones además de exigir una instalación
compleja
.
A finales de 1922, el técnico alemán Robert Bosch decidió desarrollar su propio sistema de inyección para motores Diésel Las condiciones técnicas eran favorables: se disponía ya de experiencia en motores de combustión, las tecnologías de producción habían alcanzado un alto nivel de desarrollo y ante todo podían aplicarse conocimientos adquiridos en la fabricación de bombas de aceite. Robert Bosch y su equipo se dedicaron infatigablemente al diseño y fabricación de un nuevo sistema de inyección. A comienzos de 1923 se habían proyectado una docena de bombas de inyección distintas y a mediados de año se realizaron los primeros ensayos en el motor El sector técnico empezó a depositar cada vez más confianza a la aparición de la bomba de inyección mecánica, de la que se esperaba un nuevo impulso para la construcción de motores diésel.
A mediados de 1925 se dieron los últimos retoques al proyecto definitivo de la bomba de inyección y en 1927 se empezaron a comercializar las primeras bombas producidas en serie
La bomba de inyección desarrollada por Robert Bosch proporciono la velocidad deseada a los motores Diésel, cosa que propulso el uso del motor Diésel en varios campos de aplicaciones, especialmente en el sector del automóvil
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